Historia
Juliana Rauek, enóloga, y Felipe Azcona, ingeniero agrónomo, fundan un proyecto familiar de vinos artesanales en el Valle del Pedernal en 2013. Con 15,000 botellas anuales, planean triplicar la producción tras restaurar una antigua bodega en 2023, buscando exportar y desarrollar relaciones comerciales a largo plazo. Su misión es elaborar vinos que reflejen el terroir, mejoren la comunidad y evolucionen con el tiempo, destacando la extrema naturaleza del Pedernal a través de colores, aromas y sabores únicos.
A Traves de Mis Ojos La Quebrada de los Sombreros
«¿Por qué temer a un sombrero?» Inicia la primera lección de El Principito. La boa que engulló al elefante simboliza lo invisible, lo olvidado en la adultez. Buscamos un lugar especial: «Me gustaría que te vieras a través de mis ojos. Así notarías tu singularidad para mí», como lo expresó Frida Kahlo. Deseamos que la parcela Quebrada de los Sombreros revele el elefante en la boa, la singularidad especial que representa el pedernal para nosotros.
Parcela a 1,350 metros plantada en 1997, orientación sureste, con cortinas forestales al este y oeste. En 2019, notamos hojas más gruesas, mayor contenido de clorofila, mayor acidez, maduración más pausada y escobajo más robusto.
Con arcilla naranja, pedernales, piedras medianas y un toque de caliza, un suelo desafiante pero balanceado. Destaca el portainjerto 3309 y algunas cepas de Semillón (1 o 2%) solo en la zona superior, origen de nuestra parcela.
Vinificación y crianza: Proceso sencillo. Despalillado completo, con pisoneo y remontajes diarios, seguido de una maceración post fermentativa de 10 días. Crianza en 3 barricas de roble usadas durante 12 meses. Posteriormente, almacenado en una pileta subterránea durante 1 año y medio.